Una lista de los sufrimientos que padecemos las personas no explica la tarea de un profesional de lo psi. Es mejor tratar de explicar en qué consiste un tratamiento y cómo se trabaja en psicoterapia dinámica, porque va a ser necesaria la cooperación del paciente y del terapeuta para ayudar al primero. Que pueda entender sus síntomas, ya sean ansiedades, bloqueos, dudas, conflictos, obsesiones… es el objetivo del tratamiento. A partir de esa toma de conciencia podrá intentar hacer las cosas de otra manera en su vida para no seguir haciéndose tanto daño.
El síntoma es la voz de alarma de nuestro organismo que primero nos avisa de que algo no va bien en bajito, con síntomas leves y si no se le escucha, va elevando la voz alcanzando cada vez cotas mayores de sufrimiento.
Los síntomas pueden resumirse en tres tipos: los que se expresan en el cuerpo, los que se expresan en la psique y los que se expresan en la relación con otras personas. Como ejemplos podríamos pensar en las cefaleas, el colon irritable, la anorexia, la hipocondría… dentro del primer grupo. En los ataques de pánico, las neurosis, las psicosis maniaco depresivas, los trastornos delirantes… dentro del segundo grupo. Y en los trastornos de personalidad, la fobia social, el aislamiento… dentro del tercero.
Es difícil tomar la decisión de acudir a un profesional de la salud mental porque estos malestares no aparecen de repente sino que suelen instaurarse lentamente y uno va acomodándose a ellos sin darse cuenta. Por eso a veces son las personas que nos rodean y conocen bien quienes lo ven primero, antes que uno mismo.
Otra de las dificultades para decidirse a buscar ayuda es que pareciera que con confiárselo a un buen amigo, al marido, a la mujer o a una hermana, todo se va a arreglar, pero no es así. El terapeuta, es capaz de profundizar en el sufrimiento, de no asustarse y seguir acompañando en el dolor, de no tener prisa para que la persona tome conciencia de lo que le ocurre, de ser muy paciente. Y lo de paciente lo digo en el doble sentido, en el de la paciencia y en el de haberse reconocido él mismo como paciente, persona que sufre y ha recibido tratamiento para esclarecer su propio sufrimiento. Desde ese entendimiento va a poder empatizar con el sufrimiento de los otros.
El trabajo lo representaría como el de alguien que acompaña con una linterna en la mano que ilumina los rincones que el paciente no ha explorado de su propia habitación interior, y un paso por detrás del paciente para no abrumarlo, no apresurarlo a encontrar un atajo en vez de un verdadero camino. Para que encuentre su propio camino, que no tiene por qué parecerse en nada al que tomaría el propio terapeuta. Por eso nuestro trabajo no consiste en dar consejos sino en hacer las preguntas necesarias para que el paciente se conozca y descubra sus verdaderas motivaciones, que muchas veces permanecen inconscientes.
Es un trabajo de investigación, el terapeuta emitirá hipótesis acerca de lo que cree que le ocurre al paciente, que luego este tendrá que descartar o confirmar. Ese descubrimiento permitirá avanzar un paso, salir de un bloqueo, para llegar al siguiente obstáculo, que obligará al mismo esclarecimiento y así en una continua espiral dialéctica…hasta que la persona logre mejorar su funcionamiento vital y deje de hacerse tanto daño.
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